El yoga es una práctica que involucra a la mente, el cuerpo y el espíritu y que ha ganado popularidad en todo el mundo. Aunque muchos lo asocian con posturas físicas y ejercicios de respiración, esta disciplina abarca mucho más que una simple actividad física. Ciertamente, hablamos de un estilo de vida con profundas raíces históricas y una rica tradición que se remonta a miles de años atrás. Acompáñanos a explorar el origen del yoga y cómo llegó a ser practicado por millones de personas en todo el mundo.
Origen del yoga y sus raíces milenarias
El yoga tiene sus raíces en la antigua civilización del Valle del Indo, en la región que ahora conocemos como India y Pakistán. A decir verdad, hay dificultades para precisar los inicios de esta práctica; pero algunas teorías lo sitúan a más de 5.000 años. Esta afirmación se desprende de las esculturas halladas en emplazamientos antiguos, cuyas posiciones son similares a las asumidas por los yoguis durante la meditación. Si bien la práctica y filosofía del yoga se originaron en ese tiempo, fueron transmitidas oralmente de maestros a discípulos durante siglos antes de ser registradas por escrito.
Los primeros indicios del origen del yoga y su práctica se encuentran en los antiguos textos sagrados de la India, conocidos como los Vedas. Estos textos, que datan de alrededor del 1500 a.C., contienen himnos, rituales y conocimientos espirituales transmitidos por los rishis (sabios) de la época. Hasta ahora, se da por cierto que la palabra “yoga” es mencionada por primera vez en uno de estos cuatro libros: el Rig Veda.
En efecto, la palabra proviene del vocablo sánscrito Yuj, que significa “unir”. Por ello es válido interpretar que el propósito de la disciplina que nos ocupa es unir la conciencia individual con el universo, la totalidad. Esto implica una conexión e integración del individuo con el universo. De esta manera, es posible lograr una perfecta armonía entre mente y cuerpo.
Sin embargo, fue en los Yoga Sutras de Patanjali donde se establecieron los fundamentos del yoga como un sistema filosófico y práctico. Patanjali fue un pensador y maestro del que se tienen datos más legendarios que ciertos. Al respecto, existe una confusión sobre los datos, ya que unas fuentes afirman que fue en el siglo II a.C. y otras lo ubican entre el segundo y cuarto siglo después de Cristo.
Los Yoga Sutras de Patanjali y el Ashtanga Yoga
Sin duda, el tema de los Yoga Sutra de Pantajali y el Ashtanga Yoga, también denominado Raja Yoga, merecen un artículo aparte. De momento, solo adelantaremos que el Ashtanga Yoga reúne los ocho pasos descritos por Patanjali, que son la base del sistema filosófico del yoga. Estos pasos incluyen principios éticos, prácticas físicas, control de la respiración, concentración y meditación, todos diseñados para alcanzar un estado de unión y equilibrio. En resumen, estos ocho pasos son:
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Yamas. Básicamente, son preceptos éticos establecidos por el jainismo y el budismo: Ahimsa (no violencia); Satya (decir la verdad); Asteya (no robar) y b (no acumular lo innecesario).
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Niyamas. En sí, son normas de observancia personal: Saucha (limpieza), Santosa (contento), Tapas (disciplina), Svadhyaya (estudio), e Isvharapranidhana (fe en las enseñanzas o en lo trascendental).
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Asanas. Posturas para mantener el cuerpo firme y saludable, así como para la facilitar la meditación.
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Pranayama. Prácticas de respiración para calmar las vaivenes de la mente. Desde el origen del yoga hasta el presente, las asanas y la pranayama han estado presentes en diversos enfoques de la disciplina.
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Pratyahara. Retraimiento de los sentidos para propiciar la concentración, mediante la práctica de meditación, ejercicios de respiración y visualizaciones.
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Dharana. Concentración unifocal. De hecho, puede ser mirando la llama de una vela.
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Dhyana. Meditación en estados profundos de conciencia o contemplación.
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Samadhi. Estado de conciencia plena, que es el estado más elevado de concentración y conciencia pura que buscan los practicantes de yoga.
Otras corrientes esenciales
Tras conocer el origen del yoga y los fundamentos recogidos por Patanjali, es pertinente conocer algunos textos y corrientes posteriores.
En primer lugar, encontramos el Hatha Yoga Pradipika, fundamentado en un texto escrito por el yogui Svatmarama en el siglo XV d.c. En esencia, incorpora conocimientos en torno a nadis y chakras, además de consejos de cómo debe regirse la vida de un yogui. El término “Hatha” significa “esfuerzo”, para diferenciarse del Ashtanga, que se enfoca en la meditación. En realidad, este esfuerzo no es solo físico, sino también implica controlar las distracciones y realizar prácticas ascéticas.
Por otra parte, tenemos el Shiva Samhita, un texto escrito entre los siglos XV y XVIII d.c, de autor anónimo. Su diferencia más evidente con otros textos es que no es una guía por etapas. Es decir, las enseñanzas no son lineales. Tampoco profundiza mucho en la práctica de la meditación o del ascetismo. Por el contrario, sugiere que cumplir una serie de normas y actividades obligatorias dificulta la formación y desenvolvimiento del yogui. Además, sorprende su planteamiento de unidad y no de dualidad cuerpo-mente. Esto último lo considera un error.
Otro texto clásico es el Gueranda Samhita probablemente escrito en el siglo XVIII d.C. Al igual que el anterior, su autor es desconocido. De sus siete capítulos destacan:
- El de la Purificación, por plantear prácticas para dicho fin que resultan imposibles, por lo que quizás solo tengan un valor mítico.
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Asanas, en el que apenas describe unas cuantas posturas sobre todo con el cuerpo sentado. No obstante, describe una postura de pie: la Vrksasana, o del árbol, en la versión practicada en el Bikram Yoga.
- El dedicado al samadhi, o estado total de concentración, al que considera como el objetivo final de la práctica del yoga.
Del origen del yoga a su expansión en Occidente
Durante siglos, el yoga fue practicado principalmente por yoguis y ascetas en busca de la iluminación espiritual y la liberación del ciclo de nacimiento y muerte. Con el tiempo, el yoga fue evolucionando para adaptarse a las necesidades y aspiraciones de las personas en diferentes épocas y culturas.
En el siglo XIX, el yoga comenzó a ser reconocido y estudiado por Occidente, gracias a viajeros y estudiosos que visitaron la India. Fue en el siglo XX cuando el yoga ganó una mayor atención y popularidad, principalmente mediante de figuras influyentes como Swami Vivekananda, Swami Sivananda, Sri Krishnamacharya, Paramahansa Yogananda y B.K.S. Iyengar.
En la década de 1960, el yoga experimentó un auge significativo en Occidente, impulsado por la contracultura y el interés creciente en la espiritualidad oriental. Se popularizaron estilos de yoga como el Hatha Yoga, enfocado en las asanas (posturas físicas) y la pranayama (respiración consciente). Igualmente, el Bikram Yoga, impulsado por Bikram Choudhury. En general, la disciplina de la que hablamos llegó a ser una forma de ejercicio y bienestar ampliamente aceptada. Esto facilitó el establecimiento de centros y estudios de yoga en todo el mundo.
En las últimas décadas, el yoga ha continuado evolucionando y adaptándose a los estilos de vida contemporáneos. Surgieron diferentes estilos y enfoques, como el Vinyasa Yoga, el Kundalini Yoga y el Power Yoga. Cada uno, hace énfasis en diferentes aspectos y enfoques de la práctica.
A día de hoy, millones de personas en todo el mundo practican el yoga como una forma de mantener la salud física y mental, reducir el estrés y cultivar la paz interior. Se ha convertido en una herramienta valiosa para mejorar la calidad de vida y fomentar el bienestar en general.
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